Silvia Oviano
Su miedo a volar coartó su carrera como traductora y condicionó su vida personal. Hasta que un día decidió hacer un curso para superar esa fobia. Hoy es piloto de acrobacias y coach para enseñarte a volar sin miedo. La de Silvia Carré es una historia de superación y valentía. Lo cuenta en su libro Vuela.
Sin traje de neopreno, tan solo con un bañador, Bárbara Hernández acaba de nadar durante 45 minutos en las gélidas aguas de la Antártida. Todo un récord Guinnes de 2,5 kms. Solo unos días desués, está preparándose para cruzar el estrecho de Cook en un nado de diez horas. Su amor por el mar y su perserverancia son más fuertes que cualquier océano helado.
En solo seis años ha pasado de tener una vida sedentaria de fumadora a convertirse en deportista profesional cumplidos ya los 40. Correr por la montaña no solo le ha cambiado la vida a ella, también a muchas mujeres a las que anima a iniciarse en las carreras, entre ellas su madre.
Cuando tenía ocho años, su familia se mudó de Marruecos a Barcelona y aún sigue en la Ciudad Condal. A sus 26 años ha vivido más que la mayoría de […]
Conchi Rodríguez ganó en el Constitucional el derecho de las mujeres a trabajar en la mina. A sus 64 años conserva la misma energía que tenía cuando con 27 decidió […]
Se enamoró de los tiburones cuando era adolescente y ya ha dedicado un tercio de su vida a estudiarlos y preservarlos. Gador Muntaner ha tenido que luchar en un mundo en el que apenas había mujeres. Vive en México, un paraíso para tiburones. Y tiene dos sueños: lograr más áreas marinas protegidas y seguir buceando hasta que el cuerpo aguante.
Vivir del teatro y hacerlo con una compañía formada solo por mujeres es subirte al trapecio sin red. Si además eres capaz de reinterpretar las tragedias griegas con toda la carga del humor gaditano y el sabor de sus carnavales, la valentía se convierte en un acto revolucionario, en una declaración de intenciones. Ana López Segovia (48 años) es la persona que idea, escribe y comanda todo lo que ocurre en Las Niñas de Cádiz, protagonistas de la obra El viento es salvaje
Vivir en una caravana cambiando de lugar dos veces por semana. Aceptar trabajos esporádicos en lugares remotos como guía turística. Mudarse de ciudad cada dos por tres para cumplir el sueño de ser arqueóloga. Instalarse en plena selva colombiana para encontrarse a una misma o vivir en un barco anclado en el puerto de una bonita ciudad. Apetecible, ¿verdad? Ahora imagina llevar una vida así con hijos…