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“Cuando tenía seis años, mi padre tuvo que explicarme que no podía jugar los partidos porque era niña”

- 27/05/2021 -

Vero Boquete, una de las mejores futbolistas del mundo y activista por la igualdad en el deporte

El estadio municipal de su ciudad, Santiago de Compostela, lleva su nombre. Ha ganado la Copa de la Reina, la Champions y hasta la liga de Estados Unidos. Fue capitana de la selección española que jugó el primer mundial de nuestra historia y está considerada una de las mejores futbolistas del mundo. Más allá de sus méritos deportivos, Vero Boquete pasará a la historia por su aportación a la lucha por la igualdad en el fútbol.

A sus 34 años, la centrocampista gallega tiene aún mucho camino por recorrer, de momento, jugará un año más con la Associazione Calcio Milan, con quien ha conseguido meterse en Champions. Y muchos años más para dar la batalla por la igualdad.

Italia es el octavo país en el que vives. ¿Te imaginabas viajando tanto de pequeña?

No, para nada, mi familia no era mucho de viajar, cuando lo hicieron los abuelos fue por obligación, cuando tuvieron que emigrar al extranjero. Ni siquiera imaginaba que me ganaría la vida como profesional.

Crecí sin referentes femeninos, sin saber que ser futbolista profesional era una opción».

¿Y qué soñabas que serías de mayor?

Nunca soñé con ser médico u otra cosa. Lo único que sabía es que me gustaba mucho el fútbol y mis padres me decían que tenía que estudiar sí o sí, porque de algo tenía que vivir. Estudié pero, por suerte, ahora vivo de otra cosa. Crecí sin referentes femeninos, sin saber que ser futbolista profesional era una opción, pero en el momento que supe que había una liga extranjera donde había mujeres que podían ser futbolistas, solo tuve ese objetivo.

Por eso es tan importante tener referentes que te puedan marcar un camino.

Lo primero es que los referentes te hacen ver cosas que tú ni siquiera imaginas, si tú no sabes que es posible ser futbolista profesional, no puedes soñar con serlo. El saber que hay alguien que lo está haciendo, te motiva. Luego vendrá el que lo quiere hacer mejor que ella.

Cuando eras niña podías entrenar en un equipo de chicos, pero no jugar los partidos. Y tu padre, que era entrenador de fútbol, tuvo que enfrentarse a la Federación de fútbol para que te dejasen jugar también los partidos. Él fue tu primer referente en el fútbol. ¿Ha sido también tu modelo a la hora de reivindicar la igualdad?

Sin duda. Siempre he dicho que mi padre se ha hecho feminista porque no le ha quedado otra. Siendo un hombre ha vivido esta injusticia en sus propias carnes,  porque al final lo que más sientes es lo que le pasa a un hijo o a una hija. Él ha tenido que explicar a su hija de seis años que solo podía entrenar, que no podía jugar los partidos porque era niña. Mi padre me ha enseñado a pelear por cambiar las cosas que son injustas. No solo me ha dado el amor por este deporte sino también la parte personal de ser un poco más reivindicativa.

¿Crees que si no hubiese sido porque a su hija le gustaba el fútbol, habría sido tan feminista?

Mi madre lo ha educado muy bien (ríe). Mis amigos dicen que en mi casa pasa lo contrario de lo que pasa en las otras casas. De pequeña, los sábados por la mañana era el día de limpieza en casa, y recuerdo que yo estaba en el sofá viendo la televisión, y mi hermano pasaba la aspiradora. Mi madre decía “ya sé que tú lo tendrás que hacer, pero tu hermano no lo hará si no le obligo”.

Tras años de esfuerzo deportivo y personal, logras jugar como profesional, ¿cómo es la sensación de sueño cumplido?

Es todo un proceso. Son muchos años de esfuerzo y sacrificios, no solo tuyos sino también de mis padres y mi hermano y de todos los que me ha ayudado a llegar. La satisfacción no está solo en el ganar, sino en el mero hecho de vivir de mi profesión.

Lo cual no parece todavía fácil en España. ¿Podrías volver ahora en las mismas condiciones?

En los últimos años en España ha cambiado mucho el fútbol femenino, hay contratos profesionales y mejores condiciones y se ha igualado a muchos países. Hay pasos que dar pero estamos en el camino correcto. Si no vuelvo ahora es porque tengo otros proyectos que me gustan.

Cuando tienes el altavoz y la fuerza de poder decir las cosas, debes de hacerlo».

En 2015 lideraste las protestas de las jugadoras contra el seleccionador nacional Ignacio Quereda por el trato que daba a las jugadoras. Y ya no volviste a jugar con la selección. ¿Te arrepientes de alguna de tus reivindicaciones?

No me puedo arrepentir porque veo los resultados. Todas las causas, quejas o reivindicaciones eran realmente necesarias, y una forma de agradecer su lucha a todas las mujeres que pelearon para abrirnos puertas. Era una forma de continuar con su lucha. A mí me ha tocado vivir un momento histórico, yo he hecho mi parte y creo que cuando tienes el altavoz y la fuerza de poder decir las cosas, debes de hacerlo. Que he tenido que pagar las consecuencias a nivel deportivo o personal, sí. Pero han dado frutos.

Lo que pedimos ahora es que haya inversión para que dentro de unos años el fútbol femenino sea sostenible y genere beneficios para todos los que trabajen en él».

Otras causas por las que has levantado la voz: la igualdad salarial, la igualdad de condiciones laborales, el derecho a jugar en campos de hierba y no de hierba artificial, la cuestión de la maternidad, la conciliación, la discriminación que supone que los jugadores viajen en business y las mujeres en turista… Algunas cosas son tan básicas que cuesta creer que se den en el pleno siglo XXI.

Sí. Estamos así porque estamos hablando del deporte rey a nivel masculino que durante tantos años ha cerrado las puertas a las mujeres. Abrir esas puertas y escalar todos esos pisos, no es fácil, evidentemente. Sabemos que esa igualdad salarial y de condiciones es muy difícil y sería hasta injusta, porque es verdad que a nivel masculino se genera mucho dinero y negocio y a nivel femenino a día de hoy es imposible. Pero es imposible porque no se ha invertido, porque no se nos ha tratado de la misma manera. Lo que pedimos ahora es que haya inversión para que dentro de unos años el fútbol femenino sea sostenible y genere beneficios para todos los que trabajen en él, como cualquier otra empresa. El presupuesto de un equipo femenino no suele pasar del 1% del que tiene uno masculino. Yo creo que en el fútbol masculino se han superado todos los límites morales y no estaría mal que, de un lado, se bajase un poco y, de otro lado, se subiese y, quizá así, el tiempo para lograr la igualdad podría reducirse.

Muchas veces se culpa a los futbolistas, pero es más lo que hay alrededor, es la gente que dirige el fútbol la que se ha alejado de los valores del deporte».

¿Cuáles son los límites morales a los que te refieres?

Que un futbolista gane 10 millones de euros es algo que a mí no me entra en la cabeza. Se genera tanto que ha llegado un momento en que parece que en el mundo solo existe este deporte. Pero debemos ser conscientes de que es solo un juego. Un futbolista nos puede dar satisfacciones, pero superar esos límites, que haya gente que no tenga para vivir y gente que gana tanto por jugar al fútbol, moralmente a mí me duele. Muchas veces se culpa a los futbolistas, pero es más lo que hay alrededor, es la gente que dirige el fútbol la que se ha alejado de los valores del deporte.

Has vivido en ocho países, España, Francia, Alemania, Estados Unidos, Rusia, China, Italia, Suecia. ¿En cuál de ellos te has sentido mejor tratada como futbolista?

Yo diría que en Estados Unidos, el país en el que me sentí por primera vez profesional, jugabas en estadios igual que los hombres, a nivel mediático era igual. Su selección femenina lo ha ganado todo y ayuda al reconocimiento social. Pero también en Europa en un equipo como el París Saint Germain o el Bayern de Munich, te sientes más profesional. En cualquier caso, viajar me ha enriquecido mucho, a nivel deportivo me he adaptado a otros estilos de vida, de juego, distintas metodologías, te hace crecer mucho como jugadora.

Es el mejor momento de la historia del fútbol femenino tanto en España como a nivel internacional. Nos ha dado la posibilidad de cambiar la perspectiva, de ilusionar a las niñas, de servir de modelo para los niños.”

Estamos en un momento ilusionante para el fútbol femenino.

Muy ilusionante, es el mejor momento de la historia del fútbol femenino tanto en España como a nivel internacional. Creo que en los últimos años se ha dado un impulso muy grande, las últimas citas internacionales y el mundial de Francia fueron un éxito. Eso nos ha hecho llegar a mucha más gente, antes no veías un partido de fútbol femenino en la televisión, ahora los tienes casi todos los fines de semana. Nos ha dado la posibilidad de cambiar la perspectiva, de ilusionar a las niñas, de servir de modelo para los niños. El fútbol femenino está ayudando muchísimo en el tema de la educación, el cambio de mentalidad pasa de generación en generación y el fútbol femenino está ayudando a eso.

Eres embajadora de la UEFA para el desarrollo de fútbol femenino, ¿en qué consiste tu misión como tal?

Viajar y estar presente en algunos eventos donde el fútbol femenino no está desarrollado, convencer a la gente para que lo apoyen, ilusionar a las niñas para que conozcan nuestras historias, de dónde hemos salido, cómo hemos llegado, en qué nivel estamos… Mi último viaje fue a Montenegro a un campeonato mundial sub-15 entre países que no tenían mucho apoyo.

Quiero crear un campus totalmente mixto donde niños y niñas puedan jugar, entrenar y crecer juntos, porque creo que es la única forma de llegar a adultos en igualdad de condiciones».

Tienes también un campus de fútbol con el mismo empeño en de impulsar el fútbol femenino.

Más que para impulsar el fútbol femenino diría que para avanzar hacia la igualdad. Lo que quiero es crear un campus totalmente mixto donde niños y niñas puedan jugar, entrenar y crecer juntos, porque creo que es la única forma de llegar a adultos en igualdad de condiciones. Me encanta que las niñas me tengan como referente, pero me gusta más que los niños me tengan como referente. Creo que es la clave.

¿Cómo lleváis la cuestión de la maternidad en el fútbol español?

No ha habido muchos casos de embarazos, porque sabías que si te quedabas embarazada dejabas de jugar. Pero yo he jugado con futbolistas que han sido madre y que han vuelto al club, con un club que las ayudaba. A nivel de selecciones hay algunas muy avanzadas, los países nórdicos y Estados Unidos dejan viajar a las jugadoras con sus hijos si los tienen. El resto va cambiando según surgen estas cosas. Proteger a las madres a nivel legal es difícil cuando no tienes un contrato legal.

Con tanto cambio de ciudad, la vida en pareja también es complicada, imagino.

Muy difícil. No ganamos tanto como para traernos a nuestras parejas o familia. No somos como los hombres, que ganan millones y pueden tener todas las comodidades. Si tienes una pareja que no puede trabajar en tu ciudad, no puede vivir de ti. Es uno de los inconvenientes de nuestra profesión pero, poco a poco, si los contratos mejoran, irá a mejor.

¿Recuerdas el peor momento de tu carrera?

Siempre crees que el peor momento es cuando pierdes una final. Pero hasta eso es un buen momento, porque llegar ahí no es fácil. Lo peor fue la lesión que tuve en Munich, estuve cuatro meses sin jugar, alejada de mi rutina, sin saber si podría volver a jugar y en un país en el que no entendía mucho el idioma. También mi salida de la selección, a nivel personal fue un momento duro.

¿Y el mejor?

Yo diría que conseguir la Champions con el Frankfurt en 2015. Había perdido la final el año anterior y era el gran sueño de mi carrera.

¿Qué será de tu vida cuando dejes del fútbol?

Estudié magisterio, pero no veo mi futuro en la escuela. Mi futuro va a estar en el deporte y el fútbol, quiero ser entrenadora y además de los títulos para ello, voy a sacarme un máster de dirección deportiva.

¿Te consideras Indómita?

¿A qué le llamáis vosotras indómitas?

La traducción literal habla de alguien que no se deja domar, para nosotras indómita es aquella mujer que lucha por sus sueños rompiendo las barreras impuestas.

Sin duda. Sin duda me considero indómita, no sé si por querer o por obligación. Al final me he encontrado con muchas situaciones que me han hecho así y al final hasta le coges el gustillo. Seguiré siendo indómita toda la vida.

Fotos: © Vero Boquete.

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