Imagen de María Muiña, fotógrafa de regatas: “El mar me ha regalado miles de imágenes”

María Muiña, fotógrafa de regatas: “El mar me ha regalado miles de imágenes”

- 21/05/2024 -

María Muiña, fotógrafa de regatas

Sea desde una lancha neumática, a bordo de un velero o en un helicóptero, María Muiña (Vigo, 1978) lucha contra viento y marea para captar el mejor momento de una competición tan exigente como bonita, las regatas de vela. Dejó un trabajo en Madrid porque no podía vivir sin estar en contacto con el mar y la montaña y hoy es una de las pocas españolas que se ganan la vida fotografiando carreras de veleros por todo el mundo. Es la única fotógrafa que ha cubierto cinco veces la vuelta al mundo Volvo Ocean Race, como fotógrafa oficial del equipo español, lo que supone pasar meses lejos de casa y haber fotografiado en lugares tan lejanos como Estados Unidos, China o Nueva Zelanda. A punto de empezar la temporada de competiciones, tiene dudas de si este año llegará a tiempo; un tobillo roto le mantiene en dique seco desde hace unas semanas. En los próximos días, su trabajo se podrá ver en una exposición colectiva con otras dos fotógrafas, O noso rastro no mar (Nuestra huella en el mar), que tendrá lugar en el Festival Mar de Mares de A Coruña.

¿Cómo llegas hasta aquí?

Siempre he navegado de pequeña, hice los típicos cursos de verano de vela. Cuando era estudiante en Madrid, hacía prácticas en verano en La Voz de Galicia y ninguno de mis compañeros quería cubrir las regatas porque sabes cuando empiezas, pero nunca cuando vas a acabar. Yo siempre me ofrecía para cubrirlas y ahí fue cuando pensé que esto podía ser un trabajo bonito con las dos cosas que más me gustaban: mar y fotografía.

Y dejaste Madrid para estar cerca del mar.

Madrid me gustaba mucho como estudiante, pero no me veía toda la vida viviendo en el asfalto. En mi día a día me gusta el mar, la montaña y la vida más tranquila. Volví y en invierno compaginaba mi trabajo en la escuela de imagen de Vigo con los fines de semana en las regatas, y así me hice un pequeño hueco. La salida de la vuelta al mundo en Vigo en 2025 supuso un trampolín para mí, me di a conocer en el mundo de la vela. Hoy mi marca comercial, SailingShots by María Muiña, es todo un referente internacional en el mundo de la vela.

“Estar un metro más adelante o atrás marca la diferencia entre una buena foto y otra que no lo es”.

¿Qué tiene la fotografía de vela de particular frente a otras disciplinas deportivas?

El entorno es muy poco agradecido a veces, te estás mojando constantemente, hace calor o frío, hay olas, no puedes usar trípode y eso hace que cargues con todo el peso de la cámara. El medio está siempre en movimiento y tú también estás en movimiento. Como en toda la fotografía deportiva, es importante conocer bien el deporte para saber dónde tienes que situarte; pero aquí también es muy importante el que lleva la barca neumática, tienes que estar muy compenetrada con él, que entienda lo que quieres. El patrón es el 50 % de una buena foto. Si el patrón te conoce, sabe hacia dónde ir en función de la cámara y la lente que lleves, por ejemplo. En cada regata tienes un patrón diferente y hay en algunas en las que cada día cambias, que es lo peor. En los juegos olímpicos japoneses teníamos patrones que no hablaban inglés y fue durísimo. Estar un metro más adelante o atrás marca la diferencia entre una buena foto y otra que no lo es.

Es un mundo donde hay muy pocas mujeres.

Fotógrafas hay, pero en general somos pocas, y menos aún las que pueden vivir de esto, que se desenvuelvan a nivel nacional o internacional. Soy de las pocas españolas en este nivel y quizá sea porque no tengo hijos.

¿No tener hijos fue una decisión premeditada?

Hubo una época en la que quisimos tener hijos, pero no pudimos. Y ahora estoy encantada.

Mi marido es regatista, si hubiese tenido hijos habría sido muy complicado poder compaginar este tipo de fotografía con la maternidad. Yo veo que a veces las periodistas de eventos se llevan a los niños a los eventos, hacen el trabajo y no pierden el cliente. Yo no podría hacer eso, llevo tanto material y tantas maletas que no podría además llevar a un niño, me olvidaría de algo. Aparte de que es imposible estar con un niño en una neumática.

También entre los regatistas hay más hombres que mujeres. ¿A qué crees que se debe? 

Es cierto que cuando empiezas de pequeño pueden ir juntos en el mismo barco, pero llega la adolescencia y se separan. Y en esa edad las chicas prefieren estar con las amigas y salir -lo veo con mis sobrinas- y dejan de practicar tanto la vela; mientras que ellos, que desarrollan más tarde, siguen haciendo deporte. Cuando ellas quieren volver a la vela y a la competición, ellos les llevan muchas horas de entrenamiento. Y a nivel más adulto, está claro que la maternidad es incompatible con la vela.

Estás casada con un regatista. ¿Es fácil mantener la vida de pareja cuando ambos pasáis tantos días fuera?

¡Es genial, es como estar siempre de luna de miel! ja, ja. No, es duro, mi marido viaja mucho más que yo, casi 200 días al año -porque él va a bordo en los barcos de la vuelta al mundo- y no, no es fácil. Lo bueno es que entiendo su trabajo y puedo llegar a compartirlo, pero no te voy a engañar, cuando está diluviando en Vigo noche tras noche y él está en el Caribe, pues me jode. Estoy segura de que si hubiéramos tenido hijos estaría divorciada.

“Quizá el hecho de ser mujer te hace ser más dura para que te tomen en serio, yo no estoy aquí para ligar”.

¿En algún momento has sentido que te han tratado diferente por ser una mujer en un mundo tan masculino?

No, en absoluto. Siempre me he sentido muy valorada a nivel profesional, incluso más que un hombre. A bordo de los barcos he estado siempre a gusto, ellos hacen su trabajo y saben que estoy ahí para exigir. Dicen que tengo mala leche. Quizá el hecho de ser mujer te hace ser más dura para que te tomen en serio, yo no estoy aquí para ligar. Sí que es cierto que hay barcos que, en determinado momento, tienen que contratar a alguien para una regata en la que hay que dormir en el barco durante varios días y al final eligen a un hombre. En una vuelta al mundo los regatistas están veinte días sin cambiarse de calzoncillos y se sienten más cómodos en un vestuario donde todos son hombres. Para ese tipo de trabajos no he sido el perfil. Y la verdad es que a mí no me atrae tanto estar muchos días con veinte tíos olorosos con los que la mayoría de los temas de conversación no me interesan nada.

© Ruben Ballester.

¿Es necesario estar en forma?

No soy una chica delgada, no lo seré nunca, pero necesitas estar fuerte y tener un físico que responda. Si estás como un ceporro te dolerán los tobillos, la espalda… cuanto más en forma estés, mejor estarás con tu trabajo. Yo voy al gimnasio y hago deporte habitualmente. Ahora estoy practicando mucho kitesurf o foil surf. El año pasado quedé segunda en el Campeonato Gallego de Kitesurf.

“Lo peculiar de este trabajo: estás en un medio que está en movimiento constante y tú también estás en movimiento todo el rato”.

¿Has pasado miedo alguna vez?

Tengo la suerte de que navego con los mejores y sería raro. He vivido situaciones arriesgadas en las que navegaba con medallistas olímpicos y hemos estado a punto de darnos contra unas rocas, pero no he sentido miedo, porque sabía que iba con lo más de lo más. Y curiosamente, donde más miedo he pasado en una neumática, ha sido al lado de casa, en las Rías Baixas, un día que entró niebla, mucho viento y mucha ola y la neumática se puso vertical. Ahí sí pasé miedo.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de tu vida profesional?

Muchos. La segunda vuelta al mundo en 2008-2009 fue muy especial, porque no volví a casa entre etapas, estuve navegando nueve meses, de octubre a junio, conociendo otros países.  Luego ha habido días muy especiales, un día que ves una ballena; cuando te subes en el helicóptero en Finisterre en una sesión con olas que pasaban por encima de los regatistas; en Lisboa, cada vez que salgo al agua y veo un delfín. El mar me ha regalado miles de imágenes.

¿Cómo te ves dentro de veinte años?

Desde luego que jubilada no, espero que haciendo lo mismo, me veo con fuerzas hasta que el cuerpo no me de. A lo mejor en menor medida. Me gusta mucho, me lo paso bien, viajas, ves a gente, haces contactos, te relacionas. Mi marido viaja mucho más que yo, pero yo me he hecho más casera, me gusta estar en mi casa con mis perros, mis tres burritos y con mi familia. Selecciono los trabajos, intento también controlar los viajes. Si me ofrecen irme tres meses, a lo mejor me lo pienso un poco.

¿Has hecho ya la foto de tu vida?

¡Ojalá que no! Espero que me queden muchas.

Un consejo para una chica joven que quiera iniciarse en esto.

Que lo intente, que no mire para atrás, aunque sea un mundo de hombres, que tienes que estar en forma, que con perseverancia y trabajo puedes llegar. No todo se consigue de la noche a la mañana, tienes que tener actitud e inquietud.

El mar para ti es…

Todo. El mar es libertad, relajación, disfrute, felicidad, me lo da todo.


Selección de imágenes de © MARÍA MUIÑA.

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