Carmen López, surfista invidente
Carmen López (Oviedo, 1997) es asturiana, surfista y ciega de nacimiento debido a un glaucoma congénito. Le apasiona el mar, aunque detesta la arena de la playa. Es pura vida y una pionera en el surf adaptado. Su entusiasmo, determinación y humor negro, como le gusta decir a ella, le han llevado a ganar ya varias medallas en campeonatos mundiales de surf adaptado. La primera medalla de bronce la ganó en California en 2018 tan solo seis meses después de haber empezado a entrenar en serio en el surf. En 2020 volvió a subir al podio en California, esa vez a por el oro individual y por equipos. Recientemente, ha sido reconocida en su tierra con el Premio Yumper 2021 como ‘Asturiana de braveza’. Su sueño deportivo es competir en unas Paralimpiadas. Mientras tanto, dedica su tiempo a vivir como lo haría cualquier persona que no tuviera una discapacidad y se forma como adiestradora de perros.
¿Qué sentiste la primera vez que te subiste a una tabla?
No sabría describirlo, fue algo muy emocionante. Lo probé cuando tenía 15 años en unas jornadas que organizaron para dar a conocer el surf en el mundo, para gente con y sin discapacidad. Yo participaba en ellas como voluntaria con chicos con discapacidad intelectual. Después seguí yendo a campamentos y entrenando con un chico hasta que se mudó en 2015 y me quedé sin nadie que me pudiera entrenar. Nadie se atrevía a darle clases a una chica ciega.
Pero después volviste…
En 2018 se dio la oportunidad de participar en unas jornadas de surf adaptado, esta vez dirigidas a personas con discapacidad, física o sensorial. Ahí conocí a gente que me habló del surf adaptado, de cómo funcionaba, de las competiciones y me gustó muchísimo. Siempre me ha gustado competir. Volví con muchas ganas y me presentaron a Lucas García, multicampeón de surf. Llevamos ya cuatro años entrenando juntos.
Aprendes a escuchar e interpretar las olas por el movimiento y por el sonido».
Tengo entendido que habéis ideado un sistema de comunicación propio para guiarte en el agua.
Lo único que diferencia al surf convencional del surf para una persona con baja o nula visión, como es mi caso, es que vamos con un guía. Él es nuestros ojos en el agua, es la persona que elige la ola, quien nos avisa cuándo hay que remar. En mi caso, Lucas y yo ideamos un sistema de silbidos para poder entendernos cuando estoy en la ola y él está atrás. Él me silba una vez si es a la izquierda, dos si es a la derecha, o 3 o un silbido largo si por alguna razón me tengo que tirar de la tabla. Lucas elige las olas. Yo las escucho, porque aprendes a escucharlas y a interpretarlas tanto por el movimiento como por el sonido, y si es espuma, sé cogerla sola; pero si es una ola sin romper, que no hace ruido, necesito ayuda.
En diciembre de 2018 fuiste pionera, siendo la primera mujer española que participa en el campeonato mundial de surf adaptado que se celebró en California. Ganaste una medalla de cobre y apenas llevabas seis meses practicando el surf en serio ¿qué recuerdas de aquel momento?
Fue algo increíble, en aquel momento llevaba solo seis meses entrenando con Lucas, mi entrenador, y lo menos que me esperaba era que me llamasen de la Federación Nacional de Surf y me convocaran a un mundial, pero así fue.
No le tengo miedo al mar. La clave está en respetar sus tiempos. Si el propio oleaje está diciendo que no, es que no».
¿Alguna vez sientes miedo en el agua?
No le tengo miedo. La clave está en no tenerle miedo al mar, sino respetarle. Respetar sus tiempos. Y, si el propio oleaje está diciendo que no, es que no; y salirte a tiempo. No hay que sentir miedo de meterse al agua, siempre y cuando veas que las condiciones son adecuadas y seguras para ti y para tu entrenador. No solo es ponerme en riesgo yo, también es ponerle a él.
¿Cuáles crees que son tus puntos fuertes para estos logros?
Aparte de tener un entrenador que me da una confianza total, que ha sabido sacar de mí mi vena competitiva y en el que confío al cien por cien, también está el hecho de creer en lo que hago y pelear siempre por ello. Sobre todo, seguir entrenando.
Fuera del mar siempre voy a ser la chica ciega, dentro soy Carmen y ya está».
¿Qué sientes en el mar?
En el mar siento una libertad que no siento fuera. En el mar lo que importa es cómo surfeas y lo que haces en el agua. Fuera siempre vas a ser la chica ciega, o la de la perra, o sea, fuera casi que no tienes mucha identidad y dentro, sí, soy Carmen y ya está. Fuera siempre soy la chica ciega, la dueña de… la hija de, la tía de la tele… (se ríe).
¿Has sentido discriminación en algún momento tanto por ser mujer como en el ámbito deportivo?
En el ámbito deportivo, nunca, no he tenido ningún problema ni por mi discapacidad ni por ser mujer. Sí he vivido situaciones absurdas en la vida cotidiana por el hecho de llevar un perro guía, con personas que han dicho que mi perra molestaba en las tiendas o que no les gustaban los perros; también por llevar bastón me han llamado la atención. A veces la gente tiene esa ignorancia y cuando llegas tú a sacarles de ella, se produce un choque. A veces les contesto con una parida, como que “mi perra está haciendo un máster”, para que entiendan que los perros guía también trabajan, y no solo los perros policía.
Veo que tienes mucho sentido del humor…
Me lo tengo que tomar todo con humor. Tengo un sentido del humor bastante ácido, el humor negro bien hecho me gusta mucho. Por lo general, me tomo las situaciones bien. Me tengo que reír de ello, porque sé que no suele ser por hacer daño, ni mucho menos. Tengo mano izquierda y suelo tener bastante paciencia y, por lo general, me río de esas cosas. Yo nunca he tenido problema en reírme de mí misma, creo que es un arma bastante poderosa poder reírte de ti mismo.
¿Qué otros deportes practicas?
Ahora mismo voy al gimnasio para ayudar a mis entrenamientos, cuando las condiciones del agua no me permiten entrar al mar. He descubierto el spinning y también hago equitación.
Los límites tienes que ponértelos tú, nadie más”.
He leído en algún sitio que también habías estado haciendo boxeo…
Sí, hice boxeo, también probé el esquí. Este invierno intentaré reconciliarme con el snow. Cuando era pequeña hacía patinaje artístico, probé el ballet, la gimnasia rítmica, la escalada… Hice lo que haría cualquier persona que no tuviera una discapacidad, porque creo que los límites tienes que ponértelos tú y no te los tiene que poner nadie.
¿Y has pensado alguna vez darte por vencida en el surf?
Cuando las circunstancias te superan emocionalmente, en algún momento, todos pensamos en darnos por vencidos por el motivo que sea, pero realmente no he pensado nunca en dejarlo.
Cuando no estás en el agua surfeando, ¿qué otras cosas haces?
Ahora mismo, estoy estudiando instrucción de perros de asistencia, para mejorar la calidad de vida de las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Eso me ilusiona mucho. También me gusta mucho leer, escuchar música, ver películas, pasar el tiempo con mis amigos, lo que haría cualquiera.
¿Qué les dirías a otras chicas con capacidades diferentes?
Yo las animaría a todo. Sin más, a practicar deporte, a estudiar lo que quieran, aunque parezca una auténtica locura, a lo que sea. Perseguir tus sueños no tiene nada que ver con tu discapacidad. Los límites tienes que ponértelos tú y, si te ves capaz tú, el resto también te acabará viendo capaz, porque lo vas a conseguir por muy loco que parezca.
Y cómo es la relación con tu perra…
Se llama Luna y llevamos juntas 10 años y ya va llegando el momento que no queremos que llegue, el momento de jubilarse. Es una golden retriever que acogí y adiestré yo. Ella está perfecta, mejor que yo (ríe).
A lo largo de tu vida, ¿quiénes son las personas que más te han apoyado?
He tenido amigos que me han apoyado mucho, pero sobre todo mi familia. Mi madre, por ejemplo, siempre me ha tratado de un modo muy natural. A veces en casa me hace preguntas como ‘¿para qué tienes la luz encendida?’ o ‘¿no habrás visto unos pantalones negros por aquí?’. Si tienes una discapacidad, tienes que tener claro hasta dónde puedes llegar, lo primero de todo es asumirlo, aprender a convivir con ella y no esperar que se vaya.
También recibo ayuda de los patrocinadores, a los que les tengo muchísimo cariño y me ayudan en todo lo que pueden. Ahora estamos en una situación compleja postpandemia y es más difícil recibir ayudas. El surf es un deporte minoritario, yo lo practico en el ámbito femenino y adaptado. Lo tiene todo.
Recientemente fuiste madrina del primer europeo de surf canino que se celebró en Salinas, Asturias. ¿Cómo fue esa experiencia?
Muy divertida. Se hacía para hablar de la importancia de las adopciones de perros y darles un impulso a las protectoras de animales. El evento sirvió también para ver que los perritos surfean muy bien, entraban al mar con sus dueños y con sus chalecos, se lo pasaron genial. La propuesta vino de Lucas, que sabe que siempre he defendido a los animales y en mi casa ayudamos a protectoras y somos una casa de acogida para gatos. Me he dado cuenta de que la gente busca la perfección hasta en las mascotas.
También has recibido el Premio Yumes 2021 ‘Asturiana de braveza’ ¿cómo te sientes con este reconocimiento?
Muy orgullosa, la verdad. Es muy bonito que te reconozcan en tu propia tierra. Por suerte aquí me quiere mucho la gente y me siento muy arropada. Tengo ese privilegio, de salir a la calle y que todo el mundo me diga que le gusta mucho verme por ahí, por las redes, por la tele, por donde sea. Ese reconocimiento es como ver el cariño de la gente materializado en un premio.
Carmen, ¿cuál es tu sueño?
Mi sueño es el de todo deportista que se dedica de manera profesional a un deporte: llegar a unos Juegos Paralímpicos. En París no va a poder ser, porque va a ser olímpico el surf por primera vez, pero no el adaptado. Así que espero que sea en Los Ángeles 2028. Mientras llega ese gran sueño, voy cumpliendo otros como es ser instructora de perros de asistencia.
© Fotos cedidas por Carmen López.