Mónica Feria-Tinta: “Soy zurda y eso me hizo acostumbrarme a hacer las cosas de forma distinta”
- 25/04/2024 -
Mónica Feria-Tinta, barrister, especializada en Derecho Internacional.
Esta abogada peruana está luchando desde Londres por defender los derechos humanos ante diferentes cortes internacionales y ha abierto nuevas vías para defender a las mujeres frente a abusos, y a la Naturaleza frente al cambio climático.
La abogada peruana Mónica Feria-Tinta llegó a Reino Unido en 1993, dejando atrás el Perú gobernado por la dictadura de Alberto Fujimori. Especializada en Derecho Internacional, su primera experiencia laboral fue en la Corte Penal Internacional creada para los crímenes de la ex Yugoslavia. “El primer caso que tuve que ver fue uno de crímenes de lesa humanidad, el segundo uno de genocidio”, recuerda.
Se presentó al examen de la Academia de La Haya, y obtuvo el Diploma que pocos han obtenido en el mundo, pero se dio cuenta de que no quería convertirse en funcionaria internacional. “Eso hubiera sido lo fácil. Yo quería litigar. Normalmente las mujeres no asumimos riesgos y yo decidí arriesgarme”.
“Sentía que, al llegar a ese grado de capacitación, tenía una obligación moral de hacer algo desde el Derecho Internacional por América Latina. Me parecía que la región había sido olvidada por el sistema internacional de Justicia”, cuenta.
Llevó varios casos ante la Corte Interamericana, defendiendo a víctimas de dictaduras y de abusos. Y consiguió que dicha corte reconociera la violación sexual como una violación de los derechos humanos. “Ese caso sentó un precedente y supuso una revolución en el Derecho Internacional en la región; los jueces empezaron a entender que la tortura no es neutra, que el género juega un papel muy importante en la manera en la que uno sufre o es torturado”.
«El género juega un papel muy importante en la manera en la que uno sufre o es torturado”.
Llevó varios casos ante la Corte Interamericana, defendiendo a víctimas de dictaduras y de abusos. Y consiguió que dicha corte reconociera la violación sexual como una violación de los derechos humanos. “Ese caso sentó un precedente y supuso una revolución en el Derecho Internacional en la región; los jueces empezaron a entender que la tortura no es neutra, que el género juega un papel muy importante en la manera en la que uno sufre o es torturado”.
Fue entonces cuando pensó que, si había conseguido eso por sí sola, si entraba en un gran bufete, “podría hacer cosas maravillosas”. Y se presentó al examen Bar en Reino Unido para habilitarse como abogado litigante (barrister). “Ningún latinoamericano había logrado pasarlo antes, el camino no estaba trazado, fue algo nuevo”.
“Cuando empecé a ejercer como abogada en Londres los únicos latinos eran los que limpiaban las oficinas”.
Tras aprobar en 2013, empezó a trabajar en el despacho Twenty Essex, donde rompió varios techos de cristal: “Cuando empecé a ejercer en aquella zona donde estaban los despachos de abogados los únicos latinos que había eran los que limpiaban las oficinas”.
Además de temas de derechos humanos, y de abultados casos de arbitraje internacional, ha llevado asuntos de litigación climática, entre ellos el de Torres Strait Islanders, que ganó y que se convirtió en el primer caso en el que un Estado -Australia- fue declarado responsable por falta de acción contra el cambio climático. O el de Los Cedros, en el que representó nada menos que a la Naturaleza ante la Corte Constitucional de Ecuador. “Conseguimos que se protegiera a un lugar con mucha biodiversidad frente a un proyecto minero que llevaría a la extinción de muchas especies. Esto lo hice desde Londres y me parecía un sueño. Me dio una enorme satisfacción que eso fuera preservado y protegido”.
Actualmente está representando al reino de Tonga ante la Corte Internacional de Justicia en un proceso sobre cambio climático. “Es un gran honor representar a un Estado pequeño, con problemas, porque el mar se está comiendo las orillas y se está hundiendo”, cuenta.
Y también está llevando otro caso sobre esclavitud sexual en Venezuela. “Cuando parece que lo has visto todo, de repente te llega un caso que te impacta, como este, porque en pleno siglo XXI no se puede imaginar que ocurran estas cosas: Son mujeres venezolanas, que son encarceladas en la misma prisión que hombres y son convertidas en esclavas sexuales”.
“No tengo miedo y me atrevo a tomar decisiones difíciles dictadas por mi conciencia”.
Está convencida de que ganará el caso y sentará un nuevo precedente, porque si algo caracteriza a Feria-Tinta es que nunca se ha dado por vencida ni ha tirado la toalla antes de tiempo. “Hace solo 100 años que las mujeres podemos ejercer el Derecho en Reino Unido. Siento que no encajo bien en los moldes, soy zurda y eso me ha hecho siempre adaptarme a hacer las cosas de manera distinta. No tengo miedo y me atrevo a tomar decisiones difíciles dictadas por mi conciencia”.