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Hace diez años perdió las piernas en un accidente. Hoy, a los 35, Sara Andrés está a punto de embarcarse en sus segundos Juegos Paralímpicos. Tras aprender a caminar y correr con las prótesis, tuvo que superar un cáncer de tiroides, otro de piel y todos los “no vas a poder ser atleta”. Los psicólogos, su familia y amigos, y todo su esfuerzo junto a un sentido del humor negro le llevaron a ganar dos bronces en los campeonatos del mundo de atletismo de Londres 2017. En Tokio aspira a una medalla de oro.
Teresa Portela, piragüista gallega, volverá a hacer historia en Tokio compitiendo en sus sextos Juegos Olímpicos. La primera española que participa en tantas Olimpiadas y una de las más laureadas del deporte español. También es una de las pocas deportistas olímpicas que volvió a competir después de ser madre. Ha ganado 32 medallas y cinco diplomas olímpicos. Lleva tres décadas compitiendo en piragüismo y 24 años en la élite deportiva. Su claridad de objetivos, su capacidad de esfuerzo y su humildad la aúpan a lo más alto. También una palabra que no deja de repetir: disfrutar.
Los Juegos Olímpicos son trabajo, esfuerzo, visibilidad, pasión e ilusión. Los de Tokio van a ser singulares, condicionados por una pandemia que impone muchas restricciones, pero eso no va a impedir que 137 deportistas españolas vean cumplido su sueño: ser olímpicas. Algunas repiten Olimpiadas. Otras participan por primera vez. Pero entre todas participarán en una veintena de deportes y representarán a España con el objetivo de llegar al podio y dar lo mejor de sí mismas.
La historia de Valeria Kechichian es la de una mujer de cuarenta años que encontró en el skate una tabla de salvación para disfrutar, sanar y ayudar a los demás. Cofundadora de una comunidad de mujeres skaters, cuyos videos y fotografías no tardaron en hacerse virales. Hoy tienen más de 150.000 seguidores en redes sociales y comunidades en más de 60 países. Desde 2017, a través de una ONG, ayudan a romper prejuicios con la ayuda del patín.