Imagen de Ainhoa Sánchez, pionera de «wingwalking» en España

Ainhoa Sánchez, pionera de «wingwalking» en España

- 19/12/2023 -

Vasca de nacimiento y asturiana por parte de familia paterna y puede que sea esta mezcla de genes del norte el secreto de su valentía y su tesón. Ainhoa Sánchez es hija de ingeniero aeronáutico y de madre licenciada en Ciencias del Deporte. Estudió danza y marketing y hasta hace unos años colaboraba con la empresa familiar de aeronáutica. Lo de caminar por las alas de un avión no llegó hasta el 2012, cuando diseñó el calendario anual de la compañía y se inspiró en los caminantes de alas, o wingwalkers. Esa inspiración se convirtió en amor total. Y a partir de ese momento se embarcó en un viaje de preparación que la llevó a California e Inglaterra, auténticas mecas de esta disciplina. A su vuelta en España cinco años después, se compró un avión de la Segunda Guerra Mundial y decidió montar su propia compañía de espectáculos aéreos al tiempo que se saca el título de piloto privado. Primera y única en España capaz de volar en las alas de un avión, Ainhoa es por derecho propio un rererente. 

Con una profesión como esta, lo primero que tienes que hacer es explicarle a todo el mundo que es una wingwalker. ¿No te cansas de la pregunta? 

A mí me hace mucha ilusión que la gente te pregunte porque es muy bonito darlo a conocer. En el fondo es un legado que dejas. El poder explicar algo tan inverosímil es muy emocionante. 

Pues cuéntanos qué es exactamente una wingwalker. 

La definición más sencilla es la de un ser humano en el exterior del avión en pleno vuelo. Nació en los años 20 del siglo pasado por pura supervivencia, durante la guerra, de pronto una hélice dejaba de funcionar y el piloto tenía que salir fuera de la cabina a arrancar la hélice parada o cualquier problema mecánico. Después de 100 años ha evolucionado y ahora nos dedicamos a esto solo por pasión, porque nos gusta. En mi caso, también por preservar esta ocupación tan fuera de lo común.

¿Y se puede vivir de esto, quienes son los clientes?

Los clientes son organizadores de eventos y gente que nos quiera contratar para tener un espectáculo único que llama mucho la atención. Somos los únicos en la Península Ibérica y uno de los seis países en activo. Mezclamos los valores de la aviación deportiva con la danza. Yo llevo diez años dedicada en cuerpo y alma a esto para poder llevarlo a cabo.

El piloto y yo somos una pareja de bailarines en el aire

¿Qué se necesita? 

Un avión biplano modificado para wingwalking y un piloto, que es lo que se ve. Pero se necesita mucho más de lo que no se ve; sentido común, perseverancia y muchas ganas. Estás abriendo una línea nueva en una actividad que no se conoce, eres la primera persona que lo hace y apenas hay practicantes en el mundo. En Estados Unidos e Inglaterra la aviación es mucho más popular que aquí, a pesar de que tenemos grandes nombres en la historia de la aviación, como Juan de la Cierva. Mi pasión por la aviación histórica nació gracias a la relación con la Fundación Infante de Orleans, una de las mejores colecciones de aviones históricos en vuelo de Europa situada en el Aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos.

¿De pequeña te imaginabas caminando en las alas de un avión?

¡Qué va!. Yo no sabía nada de la vida ni del mundo, el sistema educativo no te guía para brillar en lo que eres bueno y explotarlo, vas al colegio como un autómata, porque te dicen que tienes que estudiar algo con salidas, yo nunca he sabido qué quería hacer, nunca tenía un propósito de vida hasta que conocí el wingwalking.

¿Y cómo lo conociste?
Todos los años diseñaba los calendarios de la empresa familiar, cada año con un tema distinto de la historia de la aviación. Y en 2012 busqué inspiración en los circos aéreos, ya que también soy practicante de circo. Anteriormente había visto unas fotos de personas subidas encima de un ala y empecé a investigar sobre los pioneros en otros países. Así conocí a Margaret Stivers, de California, nos hicimos amigas y cuando acabé el calendario lo quise probar en persona. Fui a Inglaterra a hacer lo que se llama un paseo en el ala y cuando me bajé del avión, el piloto me ofreció que trabajase con él. Se dio cuenta de que yo había volado ahí fuera como si llevara toda la vida haciéndolo. Fue natural en mí, palabras que también me dijo la que fue mi mentora Margi Stivers. Yo desconocía esto. 

Cuando estoy arriba me siento la persona más privilegiada del mundo

¿Qué sientes cuando estás ahí arriba?

Me siento la persona más privilegiada del mundo disfrutando de las vistas increíbles. Siempre pienso que es tremendo estar haciendo algo que empezó alguien hace cien años, es una sensación que no puedes comprar. Al mismo tiempo, también es necesaria mucha concentración y hay tanta adrenalina, que lo haces con calma, sale natural. 

¿Y no te resulta aburrido bajar luego a tierra? 

Cuando bajo me toca limpiar el avión, ja, ja… Y sobre todo hacer muchos papeles. El 90% de tiempo que dura la preparación de un vuelo lo dedicas a hacer papeles, mantenimiento del avión, mucho entrenamiento en tierra y luego el vuelo. Pero hay que hacer de todo. 

Has hablado de los valores de la aviación. 

La aviación te da mucha perseverancia, todos los proyectos tardan mucho en salir, es todo muy lento. Es amor por las cosas hechas a fuego lento, lo cual choca en un mundo tan veloz. Al final aprendes que para ir rápido primero has de ir lento. 

El factor humano es lo más importante de volar

En 2017 te compraste tu avión. 

Cuando decidí que era la hora de montar el proyecto España no tenia los conocimientos, ni los recursos; empecé de cero, estuve varios años investigando. El avión me lo compré en 2017, es de la Segunda Guerra Mundial, un biplano de madera y tela del año 1943 que sale mucho en las películas. Tuvimos que modificarlo, porque había que ponerle una estructura en el ala superior, que es donde yo voy situada. Todo un proyecto de ingeniería. Nunca me había comprado un avión, y no tenía experiencia en esos temas. No sabía ni arrancarlo, pero era la herramienta de trabajo que necesitaba, así que a pesar de que me temblasen las piernas lo hice. Sentí una gran responsabilidad con lo que había hecho y al principio no fue una sensación agradable, al contrario de lo que pueda pensar la gente. Estaba decidida a aprender a tener un avión y saberlo pilotar, por eso estoy estudiando también para sacarme el título de piloto privado.

¿Nunca tienes miedo?

El miedo es una emoción natural, hay que saber gestionarla. El factor humano es lo más importante de volar, el miedo lo combates con formación y con conocimiento, sabes lo que va a pasar y tienes herramientas, recursos y un procedimiento para hacerlo… es como el cirujano, que sabe lo que tiene que hacer cuando va a operar. Cuando vuelas no piensas, no hay tiempo para pensar, va todo muy rápido, tienes que seguir el procedimiento, lo más importante es la seguridad 

¿Y dudas?

Tú al aire no vas con dudas, vas con todo resuelto, las dudas te surgen en tierra, todo lo que tengas que resolver está en tierra. Si pasa algo, tú sabes lo que tienes que hacer, solo tienes que actuar. 

Imagino que la confianza en el piloto también es absoluta. 

Es la persona en quien deposito la confianza, no hay nadie más importante. El piloto y yo somos una pareja de bailarines en el escenario, la diferencia es que el escenario está a cientos de metros de la tierra. Bailamos en pareja, él no puede bailar por su lado y yo por el mío, hay que ensayar, yo nunca voy a hacer nada que él no sepa y viceversa. Y luego hay un equipo en el que todos somos igual de importantes, el piloto, los mecánicos, el responsable de seguridad, el equipo de tierra, yo…

El miedo es una emoción natural, hay que saber gestionarla

¿Y cómo se entrena?

De muchas formas, no hay nada escrito, tienes que buscar lo que te funciona. Una parte es con el avión, tanto estáticamente como en vuelo. Y luego físicamente el crossfit, yoga, pilates y danza clásica, que me fascina.

¿Es duro estar ahí arriba?

Es muy incómodo, como estar en un vendaval. Es como el que bucea, hay quien siente angustia bajo 30 metros de agua, pero al final te haces al medio. No estamos hechos naturalmente para volar ni para bucear, pero se entrena. Cuando vuelas hay fuerzas Gs, la velocidad de viento relativo, una hélice que te empuja… La nariz se te aplasta, la respiración se hace dificultosa, entender cómo funciona eso te ayuda a gestionar mucho mejor cómo tienes que actuar. Es un medio hostil.

¿Hasta cuándo te ves en esto?

El límite te lo marcas tú y la vida. En la vida hay que estar abierto a lo que te pasa, esto no va de volar, sino de ser tu mejor versión, aprender de tus errores y de los de otros. 

¿Algún consejo para quienes quieran hacer lo mismo que tú haces?

Que lo sienta en su corazón, esto no va de volar, va de muchas cosas. Tienes que buscar un mentor que esté dispuesto a ayudarte a transitar por este camino y yo lo hice. Una cosa es volar y otra cosa es ser pionero de wingwalking en tu país. 

¿Y cómo vives lo de ser pionera? 

Yo no era consciente hasta que empiezo a ver entrevistas y comprobar el camino recorrido. No hay un manual de esto, esto es todo ensayo y error, si eres capaz de transitar por un camino incómodo lleno de incertidumbres, entonces te irá bien. 

Fotos cedidas por Ainhoa Sánchez.

«Alas de Ilusión» Suplemento Quantum’s by Wendy Gómez

Producción General @lifestyle_by_wendytv

Wingwalker: @ainhoasanchezwingwalker

Arte en Seda: @alfredoarranzseda

Diseño Vestuario: @inmaculada_fernandez_herrera_

Estilismo fotografía y edición: @wendy_gomez_photographer

Piloto: @intrepidosirvent

Fotogarafías: @shery942

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