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Rosa Fernández, escaladora: “En la montaña, las mujeres somos menos competitivas y hacemos más equipo que los hombres”

- 05/10/2023 -

Se crio en la montaña con sus abuelos, pero nunca pensó que subir cumbres acabaría siendo su vida. Practica la alta montaña desde hace 26 años y eso le ha llevado a subir algunos de los picos más famosos del mundo. Fue la primera asturiana en ascender un ochomil y, a día de hoy, sigue siendo la única española que ha coronado las Siete Cumbres, las más altas de los seis continentes (más una de Norte América). A los 63 años no tiene intención de colgar las botas y espera poder seguir escalando mientras el cuerpo aguante. Hace un año fue una de las protagonistas de Indómitas Day, y hoy, cuando volvemos a hablar con ella, nos cuenta que acaba de llegar de Turquía, de subir el monte Ararat, lugar al que viajó tras hacer una expedición en Bolivia y se prepara para viajar a Nepal. Y todo ello a pesar de no sentirse en plena forma, en los últimos años se ha enfrentado a una cáncer -ya superado- y ahora sufre las consecuencias de una hepatitis autoinmune que le impide darlo todo al cien por cien. 

Este año viajaste hasta Bolivia para hacer una expedición con las ‘cholitas’ bolivianas. ¿Qué te impulsó a unirte a estas mujeres que se hicieron famosas por escalar montañas vestidas con la falda tradicional y calzadas con chanclas?

Conocí su historia en 2017 y me llamó la atención. Fuimos diez españolas y cuatro bolivianas y hemos subido dos montañas y disfrutado mucho del viaje. Son mujeres súper fuertes porque son las cocineras de los campos de altura, mientras que en el resto del mundo los cocineros son hombres. Y ese es el trabajo más duro de la expedición. Ahora ya escalan con botas como las nuestras, pero siguen usando las faldas típicas, aunque se las quitan en los ascensos más complicados, porque tienen mucho vuelo y es peligroso, las pueden desequilibrar, engancharse en los crampones… 

¿Y siguen ejerciendo de cocineras en las expediciones? 

Ahora casi todas ellas se están preparando para ser guías de montaña media, porque ganan más que de cocineras. Lo sorprendente es que sus maridos, que suelen ser guías de alta montaña quieren que tengan un buen trabajo, pero no quieren reconocerlas el mérito ni que sean mejor que ellos, así que las llaman ‘azafatas’. 

Después de Bolivia, viajaste a Turquía, para ascender al monte Ararat. 

Sí, era la primera vez que viajaba allí y en realidad iba más para ver si es buena zona para esquí de travesía, para ir con las compañeras del club. Y ha resultado ser un lugar estupendo. 

Pero el club, Una a una, nació para hacer bicicleta de montaña 

Si, pero como a mí me gusta mucho la montaña he acabado llevándolas a otros deportes. Al principio había gente que no creía que fuese a funcionar, lo fundamos en 2011 y hoy tenemos unas cien socias con una media de edad entre los 19 y los 66 años. 

¿Qué te impulsó a formar un equipo exclusivo de mujeres? 

Me di cuenta de que, si subes la montaña o montas en bicicleta con hombres y ellos te pasan por delante, das por hecho que es lo normal y no te motiva para esforzarte. Pero si ves que es una mujer, entonces te animas. Además, nosotras nos entendemos mejor y nos animamos más, somos menos competitivas, vamos más tranquilas, estamos más pendientes unas de las otras, y hacemos más equipo. 

En muchos de tus viajes has sido y eres la única mujer de la expedición. ¿Te has sentido discriminada por ello? 

Nunca me he sentido discriminada en la montaña, de hecho, mi primer ochomil llegó por ser mujer y por ser asturiana. Un grupo de chicos buscaba una mujer que les acompañase para conseguir patrocinios para subir esa montaña y así es como aparece mi nombre en esa mesa de negociaciones. Y algo que tendrías que pensar mucho porque es una aventura de mucho riesgo, yo no tardé ni dos minutos en aceptar ese reto. Pero sí he sentido discriminación  en otros ámbitos, como es el del patrocinio. Por ejemplo, sigo siendo la única española que ha subido las Siete Cumbres, las montañas más altas de los continentes, y sin embargo hay un montón de hombres que lo han hecho. ¿Por qué? Pues porque cuando solicitas patrocinio, a las mujeres casi nunca se los dan. 

La escalada siempre ha estado asociada a unos valores de compromiso y solidaridad muy fuertes, pero últimamente estamos viendo escenas terribles, colas para coronar cumbres y actitudes muy poco solidarias con los sherpas y compañeros de cordada. 

La escalada se ha convertido en un negocio tremendo en el que se pagan unas cantidades inmensas. Si hay un valor que te da la montaña, es el compromiso y la superación, pero ahora a todos estos ricos que quieren subir, les equipan la montaña con cuerdas desde el campo base hasta la cumbre y ya no hay esfuerzo, no quieren más que la foto de la cumbre y lo que más les importa es que no les falte internet, porque si no se vuelven locos. Últimamente ves cosas que te dejan una gran sensación de impotencia. Pero hubo momentos muy bonitos, en los años 90 y los 2000 esa solidaridad la percibías y la vivías, en los campos de altura te saludabas, te ayudabas si necesitabas algo, nada que ver con lo de ahora en los ochomiles. 

En tu historia hay muchos triunfos, pero también abandonos. ¿Cómo vives las renuncias? 

Cuando te bajas de una montaña sin llegar a la cumbre, esa es la expedición en la que más aprendes. Cuando todas las cosas te salen rodadas y llegas a la cumbre, normalmente tienes menos esfuerzo que cuando lo estás intentando y pones todo de tu parte y por la causa que sea, porque la culpa en la montaña siempre es soltera, te tienes que volver a casa sin la cumbre, pero vuelves más sabia. 

¿Tiene edad la escalada?

No tiene edad, yo voy a seguir escalando y espero morirme con las botas puestas. Tenemos ejemplos de grandes escaladores en la montaña. Yo he hecho un ochomil con 62 años. 


¿Qué le dirías a una chica joven que quiera empezar en la escalada?

Que le tiene que gustar y apasionar, si no, no vas a conseguir nada, te vas a poner a escalar, vas a ver mil peligros y no lo vas a hacer. Y que empiecen con gente que conozca bien el medio. 

Entrevista a Rosa Fernández durante la celebración de Indómitas Day, en Avilés.

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